La cascada blanca de Pamukkale, Turquía
Al sudoeste de Turquía, concretamente en el valle del río Menderes, en la provincia de Denizli, donde se disfruta de un clima templado la mayor parte del año, se encuentra Pamukkale, ("castillo de algodón" en turco), una zona natural, que es al mismo tiempo una famosa atracción turística.
La antigua ciudad de Hierápolis se construyó en lo alto del ‘castillo’ blanco, que en total tiene 2700 m
de longitud y 160 m de altura. Puede ser divisado a gran distancia, por
ejemplo, si vamos conduciendo por las colinas del lado opuesto del
valle hacia la ciudad de Denizli, que está a 20 km, o viajando desde la costa de Antalya y el mar Egeo.
Los movimientos tectónicos que tuvieron lugar en la depresión de la
falla de la cuenca del río Menderes no sólo causaron frecuentes
terremotos sino que también ocasionaron la aparición de numerosas
fuentes de aguas termales. Fueron esas aguas, con su alto contenido en
minerales — creta en particular — las que crearon Pamukkale.
Además de algún material radioactivo, el agua contiene grandes cantidades de bicarbonatos y calcio que producen la precipitación de bicarbonato de calcio. Cada segundo brotan de estas fuentes 250 l de agua, dando lugar a la precipitación de 2,2 g de creta por cada litro de agua o 0,55 kg
de creta por segundo. Con el paso del tiempo algunas fuentes se secaron
debido a los terremotos, mientras que otras nuevas surgieron en los
alrededores.
Este fenómeno natural produce gruesas capas blancas de piedra caliza y travertino
que bajan en forma de cascadas por la ladera de la montaña, lo que da
la sensación de estar ante una catarata congelada. Estas formaciones
también adquieren el aspecto de terrazas de travertino en forma de
medialuna que contienen una capa de agua poco profunda dispuestas en el
tercio superior de la ladera formando escalones, que oscilan de 1 a 6
metros de altura, o estalactitas que sostienen y unen estas terrazas.
Entre las rocas más antiguas se pueden encontrar mármoles cristalinos, cuarcitas y esquistos,
que datan del periodo del Plioceno, mientras que la capa superior es de
la era Cuaternaria. Los depósitos más recientes de carbonato de calcio
le dan al lugar un aspecto blanco deslumbrante.
Estas fuentes, muy conocidas en la Antigüedad, fueron descritas por el arquitecto romano Vitruvio. Los griegos frigios atribuyeron a sus aguas propiedades terapéuticas, otorgadas por los dioses, especialmente Asclepio (semidios de la medicina) y su hija Hygieia (diosa de la salud, la higiene y la sanación), bajo la protección de Apolo (dios de la medicina y la curación).
Junto con Hierápolis, Pamukkale, está declarado Patrimonio de la Humanidad desde 1988.1 Sólo unos pocos lugares en el mundo se le parecen, como las fuentes termales de Mammoth, en el Parque Nacional de Yellowstone, en los Estados Unidos, y Egerszalók en Hungría, y Huanglong en la provincia china de Sichuan, (otro lugar declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco). Otra cascada similar es la de Hierve el Agua en San Isidro Roaguía en el estado de Oaxaca, México, en Norteamérica, según los expertos Hierve el agua y Pamukkale son las únicas dos joyas de este tipo en todo el mundo.
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