miércoles, 13 de enero de 2016

Las terrazas de arroz de Yuanyang, en China

Las terrazas de arroz de Yuanyang, en China

Las terrazas de Yuanyang son una de las más espectaculares creaciones humanas en el sur de China, pues a lo largo de siglos de continuo cuidado y trabajo del arroz, la minoría Hani ha ido modificando las laderas de las montañas entre las que se encuentran sus aldeas para permitir el cultivo del arroz, que necesita superficies planas, dando lugar a un sorprendente paisaje que a nadie deja indiferente.
La región de los campos en terrazas se extiende por 24.000 hectáreas. Subiendo desde la orilla del río Honghe por los montes Ailaoshan, se elevan desde los 100 metros sobre el nivel del mar donde está el río, a los 2.000 metros de las terrazas más altas. La exploración de las terrazas comienza en Xinjie, la antigua capital del distrito, una ciudad encajonada en las montañas a la que las mujeres Yi y Hani proporcionan un original colorido. Xinjie está a una hora de la nueva capital, llamada Yuanyang en los mapas, y Nansha en el letrero de algunos autobuses.
La terraza más cercana a Xinjie es la de Bada, una de las más interesantes de la región, en cuyo límite superior se ha construido un camino que permite la observación de los bancales desde diferentes posiciones, pues estos bancales son bastante anchos y se extienden bajo las montañas hasta un estrecho valle. Un poco más allá está la de Douyinshui.
                                     yunayang

Poco después de salir de Xinjie ya está la Terraza de Tuguocai, considerada reciente, pero un prólogo a la visita ya espectacular, luego se puede seguir hacia la aldea Qingkou, parando a hacer fotos en algunas pequeñas terrazas. Un recorrido interesante consistirá en bajar a Qingkou, la aldea Hani famosa por las casas con forma de champiñón, la mayoría recién arregladas. Se puede pasear un poco por sus calles, pero auqnue hay mujeres Hani vestidas con su ropa tradicional, están un poco aburridas de las fotos de los turistas. Allí se puede coseguir un guía (por entre 40-60 yuanes) que conducirá por los caminos que hay a través de los arrozales, hasta la aldea Hani de Jingucun (un paseo de poco más de una hora por un camino apto para todas las edades) o bien hasta las terrazas de Bada (casi dos horas). Es una experiencia realmente agradable estar paseando justo sobre las terrazas. Al llegar a Jinfucun, un conjunto de varias aldeas Hani, curiosamente mucho menos visitadas pero más interesantes que Qingkou, se puede subir a la carretera para disfrutar de las vistas espectaculares de Bada. Realmente los maravillosos paisajes que se disfrutan llegando a Qingkou y paseando entre las terrazas, no son nada en comparación con la vista de la inmensidad de las terrazas de Bada. Pues desde allí se ve toda la ladera de la montaña, incluyendo algunas de las terrazas vistas por el camino, completamente trabajada en terrazas que van descendiendo hasta lo más profundo del valle. Es una visión única. Las curvas se van fundiendo, bifurcando, fusionando o separando, creando paisajes inimaginables que desafían a la razón. En medio de ellas, en la lejanía, algún Hani trabajando solitario, nos recuerda que es un producto del trabajo de sus antepasados. Hay que quedarse observando las terrazas, dejar que el desafío de la curva nos posea por completo, intentando desentrañar los misterios de esta maravilla contemporánea. 

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